martes, 8 de enero de 2013

POEMAS VÍA SUSURRO


“un vuelo de mariposas sorprenderá tus días, y tal vez despiertes…”




El silencio es un rumor de vacío entre palabras o sonidos, es un intento de serenidad o de posibilidad de volver a encender la chispa, es un espacio afortunado para la escucha, es una forma suave y profunda de percibir lo que nos rodea, es descanso, construcción, armonía, inicio y fin.

El silencio es sabiduría, es domar lo indomable y concretar lo imposible, es observar y observarse, es intentar percibir lo que dice el viento, la tierra y la flor.

Por otro lado la palabra puede escucharse, comprenderse, degustarse, separarse, gracias al silencio.  Si éste no “fuera”, no habría palabra, sólo un gran ruido que destruye, consume y anula.  Las palabras tienen peso, poder, vida y forma; con ellas se gesta, se hechiza, se mata, se libera y se encierra.

Cuando las palabras sólo sirven para adornar, encimándose, amontonándose, ahuecándose, se vuelven disonantes y ya de nada sirven.   Pierden su magia y su significado real.  Van perdiendo su piel, su color… hasta desaparecer absolutamente.  Cuando esto ocurre, cosa que pasa demasiado seguido, el aire se vuelve espeso e irrespirable, perdemos nuestro hilo de vida y sólo queda callarnos para dejar que el silencio pueda intentar volver a construir, con su inmensa paciencia y sabiduría; ya que sólo desde el descanso del discurso se podrá volver a empezar… aprendiendo todo de nuevo, si fuera necesario.

ESO, literalmente, me ocurrió el día que un vuelo de mariposas sorprendió mi alma, y unas voces dulces, suaves, contundentes, y de una geometría sagrada, me abrieron la puerta a mi propio camino; para descubrir que mi compromiso con la palabra había sido y seguía siendo el soñado.

ESO, me regaló POEMAS VÍA SUSURRO.
Un grupo de jóvenes mexicanos que ha descubierto la forma perfecta de acunar silencios y palabras. Ese es un arte que todos debiéramos transitar, y que su exploración lleva un trabajo delicado e interno.  Ellos lo lograron. Pocos pueden hacerlo con tal dedicación y belleza.

En el 2001, un grupo francés decidió probar una nueva experiencia: Les Souffleurs. Comandos poéticos, que  con el “Manifiesto del Susurro” escrito por Olivier Comte, se convirtieron en el primer grupo de intervención poética que  apareció por primera vez en público en marzo del 2001 durante el Salon du Livre de París. Desde entonces han realizado más de 200 actuaciones.

Siguiendo esos inicios, POEMAS VÍA SUSURRO, hace del arte de susurrar, un exquisito juego que involucra sonrisas y lágrimas de todas las edades…
He visto deleitarse a niñitos pequeños y abuelos, a otros artistas, a ejecutivos de estructuras firmes… y a mí misma.

Mi deseo desde esta tierra del sur de América es que “ese vuelo de mariposas”, llegue a todos los corazones y los oídos que se  pueda imaginar, para que este tiempo de cambios e intransigencias, se convierta, por fin,  en el Paraíso prometido.









Poemas Vía Susurro es:

DIRECCIÓN GENERAL: Askary Quiñones

COORDINACIÓN GENERAL: Yunuen Rodríguez
ASISTENTE DE DIRECCIÓN ESCÉNICA: Eduardo Rosales
GESTIÓN Y ENLACE: Zyanya Trujillo
ADMINISTRACIÓN FINANCIERA: Mario Frausto
LOGÍSTICA: Viridiana Villalpando
SELECCIÓN DE TEXTOS: Rosa Serrano
DISEÑO, PUBLICIDAD: Laura Reynoso

ELENCO:
Mario Frausto
Jazmín García
Rosa Serrano
Laura Reynoso
Yunuen Rodríguez
Eduardo Rosales
Viridiana Villalpando



GUANAJUATO, MÉXICO.

http://www.facebook.com/PoemasViaSusurro/info

jueves, 3 de enero de 2013

EL PUNTO ES LO QUE "SOMOS"



No me pregunten cómo pero hace un tiempo me encontraba sentada en una mesa de una cafetería en Santa Fe, esperando a la directora de una escuela primaria de la localidad de San Jerónimo Norte, con quién organizaríamos un trabajo en base a Caramelandia… y como imaginarán no podía evitar imaginar que éramos observadas por alguien más.
Lo que decidimos juntas en aquel momento, fue proponer un juego que tuviera sus bases en la magia. Y fue inevitable cuestionarnos si era magia o total desconocimiento de otras realidades, el abocarnos a una actividad que nos hiciera vivir una especie de fantasía que se volvió tangible y absolutamente real.

El trabajo propuesto se armaría desde la base de una obra de teatro escrita por mí hace unos veinte años, hoy convertida en cuento.  Desde allí, construiríamos distintas variables, para que en la escuela apareciera el juego, la lectura, el teatro, la utilización de medios digitales, los conceptos del compartir y cocrear.

Tal vez ustedes ya se estén preguntando cómo ocurrió todo eso… y qué fue exactamente lo que pasó luego en San Jerónimo Norte.

La idea  es contárselos para que la semilla se multiplique, para que entendamos de una vez y para siempre, que somos nosotros, los adultos, los que debemos acercarnos al juego y a la creación nuevamente para poder estar “a la altura” de lo que los niños hoy piden amorosamente… o como pueden…
Una versión más sana de nosotros mismos para así ellos, puedan “creernos” cuando les decimos que queremos educarlos con amor.





Sin duda una de las cosas que comprendimos al ir desarrollando el proyecto fue que “al mismo tiempo y obligatoriamente” teníamos que ocuparnos de nosotros mismos… de los que, por esos días, estábamos oficiando de educadores.  Supimos también que debíamos ser buenos, sensibles, amorosos y alegres con este adulto que no siempre estaba dispuesto a jugar; y que lo iríamos haciendo a medida que aceptáramos y perdonáramos muchas cosas que habían quedado enquistadas en rincones que ni siquiera imaginábamos tener…

Al respecto recordé una charla Sir Ken Robinson, experto en creatividad: “la creatividad es tan importante como la alfabetización.  Una nena de seis años estaba haciendo un dibujo y su maestra la vio tan dedicada e inspirada que le preguntó qué dibujaba. La nena contestó: a Dios. La maestra le aclaró que nadie conocía a Dios, ni se sabía cómo era Él. No hay problema, contestó la nena, en un minuto lo sabrán”.  Los niños se arriesgan, hacen el intento, no tienen miedo a equivocarse. La mayoría de los adultos hemos perdido esa capacidad y en su lugar adquirimos  el miedo.

Lo bueno es que “ESTAMOS A TIEMPO DE VOLVER A SER NIÑOS Y EDUCAR PARA EL ALMA Y DESDE EL ALMA”.

Cito nuevamente a Sir Ken Robinson, ya que él se sorprendía por la inmensa cantidad de gente que no disfruta lo que hace y se pasa la vida acostumbrándose. En cambio, dice, están los que aman lo que hacen, pero “el punto no es lo que hacen, sino lo que ellos SON”.

Nuestro sistema educativo actual, gestado en el S.XIX, y usado en casi todo el planeta, se basa en la habilidad académica y la razón. Nuestros niños han nacido en el S.XXI… y nosotros en el S.XX, con todo lo que eso significa. 
Un mundo de temores y preconceptos, aletargan el camino. Pero todo es posible… y “el camino” está lleno de flores, de luces claras, de sonrisas y ganas de crecer, creer y compartir.




Un dragoncito regalado por los chicos...